Esta es la idea que se me ocurrió para mi mesa de Thanksgiving este año. Esta vez decidí no usar un mantel, en vez, compré tela de henequén, le corté los bordes y le saqué los flequitos, la coloqué centrada en la mesa, como un runner y encima le coloqué otro runner. Los colores del otoño, naranjas subidos y los detalles de las marzorquitas en los platos le dió todo el aspecto rústico que deseaba lograr.
A los extremos del runner coloqué dos pavos, seguidos por dos adornos de calabacitas, con un candelabro de madera en el centro de cada adorno y un jarrón para las flores en el centro de la mesa.
Los adornos de calabacitas están montados en oásis redondos, los cuales llené de hojas secas diversas y en el centro le coloqué las calabacitas.
Este es un detalle de las tarjetas con los nombres, bastante sencillas; las amarré a las mazorquitas y las coloqué encima de la servilleta.
Este año Hugo y yo tuvimos una muy grata sorpresa. Nos encontrábamos en Central Market, con nuestros amigos David y Sabina, los cuales vinieron desde El Paso, para acompañarnos en nuestra cena de Thanksgiving y yo revisaba mi lista del super. Les hize saber que solamente me hacían falta las flores, cuando David, con cara de consternación me dice, por favor, Sandra, no vayas a poner flores en la mesa, pues soy super alérgico y no las puedo ni ver. Mi mente comenzó a revolotear instantáneamente buscando una solución para el jarrón que ya tenía colocado en el centro de mi mesa, cuando me acordé de las flores de plástico que usé el año pasado y le dije, "no te preocupes, que yo tengo flores de plástico en la casa".
Cuando llegamos a la casa, en la puerta de enfrente, un paquete se encontraba recostado a la pared.
David nos mira y dice " es nuestro regalo para su cena de Thanksgiving". Nos dirigimos a la cocina en donde David procedió a abrir el paquete y para mi gran sorpresa, eran nada mas y nada menos que 50 hermosas rosas llegadas directamente de Ecuador. Bellísimas. Ni corto ni perezoso, David se puso manos a la obra y en menos de lo que canta un gallo, voila! tres hermosos arreglos de rosas adornando nuestra humilde morada con su aroma celestial.
Este año el pavo lo frotamos con una mezcla de sal y varias hierbas y lo dejamos marinando de un día para otro. El resultado fue espectacular. La carne adquirió un delicioso sabor debido a la sal y las hierbas, (por lo general, la carne de pavo es bastante simple) a la vez que conservó su humedad a pesar de las casi seis horas que estuvo en el horno.
Este año el menú estuvo delicioso:
Relleno de pan de aceitunas, pan de maíz, varias clases de hongos, nueces y queso parmesano.
Gravy de hongos con vino Madeira
Jamón con un glaseado de rapsberry y chile chipotle.
Pudín de maíz nuevo.
Puré de papas con crema agria.
Salsa de cranberry con piña
Papas dulces (sweet potatoes) en crema cortesía de Matina Webb, la suegra de Sandri (deliciosísimas)
Habichuelas frescas, zanahorias miniaturas y nueces con una vinagreta de limón y mostaza.
Y mi receta favorita de dinner rolls.
Los postres fueron cortesía de mi amiga Lois, como siempre, riquísimos: Buttermilk pie, cake de zanahoria ( la receta de su abuelita) y pequeños pies de pacanas.
Yo, por mi parte, contribuí a la mesa de los postres con mi habitual pie de calabazas.
Este año fuimos 14 a la mesa, sin contar a Penelope, por lo que tuve que añadir una pequeña mesa al final de la mesa principal. Titi llegó el mismo día de Acción de Gracias, solo estábamos esperando que él y Sandrita llegaran del aeropuerto para sentarnos a la mesa.
Solo nos hicieron falta este año nuestros amigos Jerry y Carol, pues se fueron a Vermont a pasar el Thanksgiving con la hija de Jerry y su esposo, pero la verdad es que nos hicieron falta. Espero que el próximo año podamos estar juntos todos otra vez.
Es la razón primordial por la que damos gracias a Dios, por la dicha de contar con excelentes amistades y una familia sin par, con los que poder compartir nuestro humilde hogar.
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