Frías y desnudas
estas noches
cuando al amanecer escucho el río
y su rumor que se lo va llevando todo
lo poco que me queda entre las manos
escamas de peces voladores, cardos
cenizas de otros tiempos, piedras
que ruedan calle abajo y el silencio
ese silencio que lo arropa todo y que se queda
pegado a la ventana de mi cuarto.
Cae el sereno y silba el viento
se me desprenden del alma mil corolas
como aureolas encarnadas
y van buscando aliento
en las colinas un tanto lejanas
de tu abandono
y desamor.
Miro hacia afuera por entre las cortinas
la noche tiembla y se cobija
bajo el farol de luz amarillenta de la esquina
se agitan los seres que me pueblan
y me gritan del otro lado de la calle
con voces sin sonido, pura
imaginación ardiente, desbocada
salto del lecho, traspaso las paredes
soy un pedazo de sombra que camina
sonámbula por calles pedregosas
espantapájaros en medio de la niebla
abro la boca para gritar tu nombre
aquel vacío que me llena resuena en mí
y me devuelve el eco de la nada
aterrorizada, me vuelvo hacia mi misma
buscándote en los pliegues de sábanas ajadas
el frío de la noche se asemeja
a un fantasma con ojos de hielo
escucho el galopar de caballos en la arena
entonces me doy cuenta
que todo ha sido un sueño.
Aún estamos aquí.
Poema de Sandra Collazos McPherson Dallas, TX August 13th 2012
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