En ese espacio lento
de pensamientos suaves
y negaciones marginadas
me sumerjo.
Casa es de mil
puertas
y mil ventanas
abiertas algunas, otras
entornadas.
No hay nada nuevo ni particular, lo mismo
de todos los días, el mismo ir y venir, los mismos personajes
solo que algunos
hoy se pintan carcajadas y otros
aúllan en sus esquinas y me miran con ojos de odio
les ignoro
no vale la pena dedicarles un minuto del tan valioso
tiempo
aunque aquí, el tiempo no vale un pepino
ni mucho menos las arrugas que me cruzan la frente.
Contemplo
las aguas pesadas
los peces muertos y sus panzas plateadas
titilan como estrellas en esta vastedad de lo que
ignoro
solo el viento
se mueve
sobre las aguas quietas
cadencioso por entre los pesados cortinajes
de este teatro decadente y pasado de moda.
Los bufones duermen
y yo
me dejo mecer por el viento.
Y ahora qué?
me pregunto.
Puertas, puertas
solo puertas, abro ésta
no
agujas de pino y una sombra.
Aquélla.
Tampoco.
Duendes que corren a esconderse
tras las faldas de la gran matrona. Pero yo
les ignoro.
Sigo buscando
en este espacio lento
en este gran caldero donde habitan
formas de leche y sal
tibias como los suaves pensamientos donde anidas
Te busco y no te encuentro.
Y sé que estas allí
y Yo aquí
en este oscuro oquedal que te antecede.
Aquí
A la sombra del árbol
milenario.
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