Espulgar: Sacar las pulgas o piojos.
Cuando era niña, mi abuela siempre me ponía a "espulgar" el arroz, como ella decía.
Pero no habían ni pulgas ni piojos en el arroz. Solo churúes )pequeños granos de arroz aún
con su cáscara) y un monton de bruscas (briznas). Teníamos una gran batea (bandeja de madera
ovalada y un poco cóncava) con su madera muy suavecita al tacto, pulida por el uso diario, pues el arroz,
era y continua siendolo, el principal ingrediente de la canasta panameña.
Me acuerdo que me sentaba en un taburete o en alguna piedra en el patio de la casa, bajo la sombra del
palo de aguacate o el de mango, a preparar el arroz para el almuerzo.
Primero, colocaba el arroz hacia un extremo de la batea, luego lo iba moviendo hacia el otro extremo, poco a poco, espulgando los churúes y cualquier otra brusca. Al final, terminaba mi tarea, con las manos llenas de polvillo de arroz.
Pero este era un trabajo mecánico y cuando ya se convierte en obligación, se pierde todo el interés.
A mi lo que me encantaba era el proceso de pilar el arroz.
Eso si era un trabajo fascinante y difícil de conquistar para un primerizo.
En la casa no se pilaba el arroz, se compraba ya pilado en la tienda de la esquina
de los grandes sacos de henequén en donde Claudio, el tendero, lo almacenaba y dispensaba
en cartuchos de varios tamaños de acuerdo a la cantidad comprada.
La primera vez que presencié el pilado del arroz, fue en unas vacaciones a la finca de mi tía
abuela Cristina.
Dos mujeres, cada una armada con una mano de pilón, aporreaban (golpear de manera
repetida y con insistencia) la manotada (medida campesina) de arroz adentro del pilón, con un movimiento
coordinado de brazos y caderas,
El sonido de las manos de pilón, como el latido de un gran corazón, junto con el movimiento
del cuerpo, inducía a las participantes a lo que parecía una danza mística, una especie de meditación.
Me pareció totalmente fascinante.
Yo traté de aprender a pilar; me pareció que sería una tarea divertida, sin darme cuenta de las tantas variables que
implicaban la tarea.
Al primer manotazo, los granos de arroz volaron en todas direcciones, dejando el pilón casi vacío.
Me quedé allí parada, un poco avergonzada de la pérdida que acababa de ocasionar, pues las gallinas se arremolinaron
alrededor mío y en menos de lo que el gallo cantó, el arroz desapareció como por arte de magia.
Mi tía salió de la cocina, pues ella observaba el evento a travez de las delgadas ramas secas que constituían las paredes
y con cara de pocos amigos, se dirigió a una de las mujeres que pilaba.
Pa' qué le dijte tanto arroj? No veij que ella no sabe pilaaaaa? T u si que seij moooooga!
Dale un puñaito namas.
Ahora que el pilón se encontraba casi vacío, me pude dar cuenta que en el fondo había un hueco en donde solo cabía malamente la punta de la mano de pilón
ahora la mujer me explica que debo alzar la mano de pilón bien alto, mantenerla lo mas recta posible, inclinarme lo mas que pueda para que la mano de pilón se alinee con el pequeño hueco y tratar de golpear el centro del hueco solamente. Si la mano de pilón golpea las paredes del pilón, el arroz se sale, lo que me pasó a mi.
Ahora bien, el pilón debe estar adaptado a la altura de la pilonera. Muy alto y no hay espacio suficiente para levantar la mano de pilón; muy bajo y la pilonera termina con un dolor de espalda que le duraría por varias semanas.
Luego viene la concentración. Primero, hay que concentrarse para colocar la mano de pilón justo en el centro; luego que se levanta, la otra pilonera golpea a su vez. Inmediatamente que ella levanta su pilón, nos toca otra vez golpear y así se va creando un ritmo de brazos, espalda, caderas, en donde no hay tiempo para pensar, solamente adentrarse en esta estupenda danza de cuerpo y espíritu.
Cuando ya se es experto en pilar con una mano, entonces hay que comenzar a practicar con la otra mano, asi, ya tienen la imágen.
tum, tum, tum, tum, (mano izquierda)
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