Luna, qué me traes hoy?
Casi puedo sentirlo en la punta de mis dedos.
Remembranzas.
Momentos llenos de pequeñas dichas pasajeras, pequeños nichos soleados dentro de la intemporalidad siniestra de la memoria.
Brotan como capullos de primavera; surgen traviesos aquí y allá, bailando al son de una música que yo creía ya extinguida.
El sabor dulce y apretado del caimito se me queda prendido en la boca.
El olor a mangos maduros, el jugo de su pulpa dulce resbalando por la comisura de mis labios.
Aquellos atardeceres de Santiago, sentada en el muro del cementerio, entre la fría incertidumbre de lo desconocido y el calor generoso de la vida.
El picor de la hierba bajo mi cuerpo estremecido por la suave brisa de verano, mis oídos atentos a los cuentistas, herederos de ancestral sabiduría que con sus mágicas palabras sabían hacer mi imaginación galopar desbocada por mundos pintados de ogros y princesas, arco iris y unicornios.
Aquél espejo desgastado donde mis juveniles e incrédulos ojos presenciaban la metamórfosis de la crisálida.
Aquel batir de alas, al principio indecisas, luego volando al viento de mis propias fantasías y quimeras.
Aquel primer encuentro, intrascendente, diría yo ahora, tonterías de chiquillos
Olor a jazmines, luciérnagas danzando entre los dedos de la noche, estrellas titilando en el espacio,
la luna inmensa, inmensa como un caldero lleno de leche, y luego
un beso
el primero
ah!!
Luna, qué me traes hoy?
Sandra Collazos McPherson
Dallas, TX, April 2, 2011
