Wednesday, October 9, 2013

Cuatro



Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?
 Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer.
Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos”.

El mensaje que verdaderamente cumple su cometido es aquel que resuena dentro nuestro. Aquel que unifica  las partes dispersas de nuestro ser y causa una sensación de bienestar y confianza.

No hay nada más que hacer, que dejarse llevar por las palabras y comenzar a vivirlas, pues de eso se trata .  De la energética resonancia de la palabra dentro de la misma esencia de lo que nos ha construido, en el corazón de nuestra cadena acido-ribonucleica mejor conocida como el ADN, o la escalera de Jacob, por donde subían y bajaban los ángeles.

Qué es lo que  oímos?  A cuáles palabras nos abrimos día a día? Desafortunadamente, al  eco de nuestras huellas infantiles, en donde el chip maestro de nuestro ADN  estaba limpiecito, esperando las palabras o comandos que abrían de determinar  la futura y oscura o brillante  voz detrás de todos nuestros actos, especialmente aquellos absurdos  e inentendibles  que  plagan nuestro diario vivir o aquellos momentos en los que nos sentimos tan cerca de la divinidad, y para los que no tenemos explicaciones.

Qué afortunado aquel  a quien sus padres dedican  palabras saludables.   Ellas estarán alimentando un ADN fuerte, no así  un ego, ya que éste último se alimenta del sentimiento negativo que  provocan las palabras negativas.

Pero afortunadamente, no todo está perdido, para eso están  las grandes obras de arte que son los libros sagrados.  Estas sabias y vivificantes  palabras  de los más grandes iniciados tienen el poder de borrar esos programas y devolverle la salud a  la  fuente de vida  dentro nuestro que, a través de la unión de esos  cuatro elementos,  tan ampliamente difundidos en la simbología oculta del universo,  nos unen en una entidad que lo contiene todo, que lo sabe todo, que ansiosa espera a que le abramos la puerta para mostrarnos todo el  potencial del que somos capaces.

No dejemos que se conviertan en los cuatro jinetes del apocalipsis.
 
La Canelo
Dallas, TX October 9th, 2013