Thursday, October 10, 2013

L'amour

 
 
 
El amor es un camino que no tiene regreso.  
Es una sola vía, de adentro hacia afuera.  Es el deseo  que nos impulsa, que nos hace rodar y caer por una   espiral al infinito. Es el deseo que surge de nuestra innata,  imperiosa necesidad de dar todo lo que  somos. Siempre.  No hay descanso en el amor.  Amamos aún cuando no nos demos cuenta.  Aún cuando disfracemos ese deseo de darnos por completo con el ropaje de las emociones, porque el amor no es una emoción que hoy se tiene y mañana no.  El amor es eterno y siempre se posee.  Está revestido de pasión,  ese deseo abrasador que nos impulsa a querer fundirnos  con el ser amado. Y cuando el amor toca con sus dedos candentes al objeto de su pasión,  éste inmediatamente viene a formar parte de esa sublime eternidad, aún si  los amantes se separaran para siempre.  
Si el amor no existiera, no existiría la vida, pues la vida es su razón de ser y el amor, a su vez,  es la razón de ser de la vida. Amamos, sin saberlo,  todo lo que existe, todo lo que forma parte de nuestro diario vivir, aún a nuestros enemigos.  Si no amásemos todo lo que nos rodea, no se manifestaría en nuestra vida.   Pero dejar de amar es imposible.  Amar es la Ley.  En el fondo lo sabemos, que sin amor no hay nada.  Sin él, todo se perdería en el oscuro abismo,  se rompería el cordón de plata que nos une a la matriz del universo, el sol se apagaría, los planetas saldrían disparados de sus órbitas, pues ya no tendrían razón para seguir girando, porque todos ellos solo buscan dar amor  y darlo infinitamente;  el sol su luz maravillosa, la tierra, un sustento para nuestros pies, las lejanas estrellas su brillo inconfundible.
 

El verdadero amor solo busca  la satisfacción  del objeto  de su apasionamiento,   es por eso que los enamorados caen  en las primeras etapas de su relación en  una especie de locura, en donde solo buscan complacer y satisfacer lo  mas que puedan  el uno al otro.  Es en esos momentos cuando pueden vislumbrar la esencia de la energía del amor,  la esencia de dar y solamente dar.   Es por eso que volvemos a  reincidir en su maravillosa locura, cuando  perdemos su cercanía,  es por eso que  volvemos a caer, pues ese es  nuestro sino. No lo podemos evitar. Tenemos que caer, lo hicimos al principio y lo continuamos haciendo. Es nuestra razón de ser.  El vértice que sostiene nuestro mundo.
Se cae en el amor, para gozar de las alturas.  No se puede subir, pues el camino  va en una  sola dirección, al contrario del camino de  la vida que va en todas direcciones.   En la caida  del amor, se encuentra la estabilidad de la vida.  Se cae en el amor  para poder levantarnos y seguir caminando, para fortalecernos  en su esencia.

El hombre que busca, quiere o exige que se le ame, pierde por completo la capacidad de volverse uno con el amor, pues al  verdadero amor no  le interesa la reciprocidad.   Por lo tanto,  se volverá  ciego y no podrá ver que con su actitud egoísta solo está  consiguiendo envolverse  en una bruma  que se hará cada día más densa a medida que crece su desesperanza y  desconfianza.  Esas emociones que nos  elevan en unos momentos, para luego traernos  por el camino de la amargura,  esos pensamientos que nos  atan o que buscan controlar  al objeto de nuestra pasión, son las trampas que ocultan al verdadero amor.  Nos hacen creer que tenemos  derecho a recibir amor  o, peor aún, a exigir que nos amen,  cuando en realidad, el tener  esas emociones y esos pensamiento  es lo que hace que el amor se opaque y se retraiga, para dejar que nos recreemos en  la miseria que buscamos vivir.

 Hay que entender que el verdadero amor no quiere recibir, sino dar.  Punto.  El amor no espera nada a cambio, al contrario, solo busca el bienestar del ser amado.  La paradoja es que cuando amamos desde el centro de nuestro ser,  amamos con plena libertad, tanto para nosotros como para el objeto de nuestra pasión, sin expectativas, aceptando lo que es por lo que es, porque el verdadero amor es libertad.   Esa libertad que nos hace prisioneros de su  pasión abrasadora.

Y  he aquí otra paradoja,  mientras más estemos conectados con esa capacidad de amar sin esperar nada a cambio, es cuando más vamos a recibir; es entonces cuando vamos a experimentar la verdadera profundidad del amor, es entonces cuando  el objeto de nuestra pasión se abrirá a nuestro canto y juntos caeremos  en la espiral absurda de un sueño contenido, para seguir recreando  nuestro pequeño mundo, para seguir danzando a la par de los dioses,  al rítmico vaivén que mueve  todo el Universo.
El amor nunca muere.
 
 
La Canelo
Dallas, TX October 10th, 2013