Desde que nacemos, comenzamos a acumular experiencia tras experiencia, la cual va conformando el mundo en que viviremos. Experiencias negativas de gran impacto emocional vividas en el pasado, son las que, por lo general subsisten en el subconsciente y asoman en nuestras diarias actitudes, atrayendo nuevas experiencias de la misma categoría emocional.
En el pasado, mientras más lejano, más potente, tuvimos maestros de los cuales aprendimos, copiamos, e internalizamos actitudes y modos de pensamientos que se reflejan hoy en nuestro diario vivir. En realidad no somos originales.
Los padres, son por regla general, los primeros maestros. Toda persona que ejerció alguna influencia en nuestro pasado, así como también el entorno en el que se desarrolló nuestra infancia, juventud, son maestros de la vida.
El modo en que vemos la vida y todos los “slogans” con los que la catalogamos, son producto de esas enseñanzas enraizadas en lo más profundo de nuestro ser. “La vida es dura”, “no me es fácil hacer amigos”, “nadie se preocupa de mí”, “life sucks”, entre otros, son dichos que salen de nuestra boca y, lo peor de todo, son los que atraen la energía que nos rodea y hacen que la vida sea exactamente eso que estamos “decretando”.
Cuando nos remontamos a nuestro pasado en particular, las imágenes que vendrán a la memoria son las de las experiencias que más impacto causaron en nuestro cuerpo emocional. Y por lo general, casi siempre serán experiencias negativas.
Lo negativo que ocurrió en nuestras vidas, no es esencialmente negativo. Solo lo es en la superficie; debajo hay una enseñanza que no estamos listos para recibir a esta temprana edad. Si hubiéramos sido lo suficientemente sabios como para comprender porqué tuvimos que pasar por las situaciones por las que pasamos, ese pasado no existiría ya.
Ahora bien, estoy hablando de un mundo perfecto, pero ese no es el mundo en que vivimos.
En realidad, es un ejercicio mental que tiene excelentes resultados, el regresar a X situación del pasado poco agradable, aplicar la sabiduría y el entendimiento que ahora poseemos para conocer el porqué se dio esta situación y cuál fue la lección que la vida pretendía enseñarnos, transforma la situación por una más acorde a la persona que ahora somos, perdonar y dejar ir.
Luego que hagamos esta limpieza espiritual, podemos ir al pasado y cambiar todo lo que no nos gustó y visualizar la situación como en realidad nos hubiera gustado que hubiera sucedido. Lo que hacemos con esta visualización es transformar las energías asociadas con esa experiencia en particular, las cuales se van a manifestar en nuestra vida diaria, porque en realidad, en el mundo mental no existe el tiempo.
Cambiando el pasado por uno más acorde con quienes somos en el presente, elimina de nuestras vidas un peso y hace subir a flote todas esas energías que desperdiciamos cuando simplemente no entendíamos el porqué de las cosas de la vida.
“Nunca es tarde, cuando la dicha es buena”
La Canelo
Dallas, TX Oct. 19. 2012