Thursday, November 4, 2010

Pan y las hojaldres



Pan, hmmm, que delicia! No hay olor mas deleitable que el aroma de pan acabadito de salir del horno, o mejor aún, cuando se está horneando.  Es un aroma que llena la casa y el corazón de contentura.  En ese preciso momento, cuando aspiro el aroma de pan recién horneado, todo está perfecto en mi vida.  Es uno de esos momentos  en donde verdaderamente me siento en el “here and now”, en el ahora, ese maravilloso momento donde la creación simplemente es.
Si  repito la palabra pan rítmica y regularmente tendré simplemente el sonido del corazón.  Y es que el pan resuena en el corazón.   Comerse un pedazo de pan es  reconfortante . Para mí,  es como trasladarse a los comienzos de la civilización, cuando el  hombre dejó de perseguir fieras salvajes  y decidió ponerse un techo sobre su cabeza, sentarse al calor del hogar, rodeado de sus hijos, nietos, vecinos, todos con un pedazo de pan en la mano, listos para escuchar las historias de los cuentistas.
Si solo hay pan en el mundo, no hay problemas para mí.  Ah, bueno, tiene que haber café, también.  Creo que es la herencia que mi abuela Marcelina nos dejó a todos los Collazos, tenemos que comer pan.
Yo me acuerdo  la vez que pasé un año viviendo en la casa de la abuela Marce. Casi todos los días, a eso de las cinco de la mañana, llegaba la cajeta del pan.  Una caja de cartón llena de pan estilo francés, con el peculiar nombre que se le daba en Chorrera: “pan viril”.   Tostadito por fuera  y suavecito por dentro.  Qué delicia comerse un pedazo de pan viril luego que lo hubiéramos untado con bastante mantequilla y metido en la humeante taza de café con leche!  Claro, eso dentro de la santidad del hogar y rodeados de nuestros más cercanos familiares.  Hay veces que voy a cenar o me invitan a cenar y cuando llega la hora del pan, me cuesta trabajo  resistir el deseo de mojar el pan dentro del café.  Ah, los convencionalismos sociales!  Cuando llegará el momento en que sea Yo, totalmente Yo y nadie más que Yo?  Who knows.
Y como dice el dicho, a falta de pan, buenas son tortas; pero yo lo cambio y digo, a falta de pan, buenas son las hojaldres.
Cuando no hay pan en la casa y tengo pereza de ir a la tienda a comprar, no me queda mas remedio que echarle mano a las hojaldres.  Y eso que Hugo y yo “tratamos” de no comer nada que esté frito, pero de vez en cuando me entra la nostalgia de meterme un pedacito de Panamá por la boca.  Así que me pongo a hacer hojaldres.  Son tan fáciles de preparar, en un dos por tres.  A veces preparo la receta regular; pero otras veces me pongo un poco creativa y le añado lo que me parece pueda realzar la receta.
Esta receta que he preparado hoy, lleva hierbas secas, ajo en polvo y aceite de oliva, lo que les da un sabor mediterráneo a las hojaldres.
Si quieren que las hojaldres les queden bien sopladitas, las tienen que freir  con bastante aceite y que esté muy caliente.  De esta manera las prepara La Raza, como postre, se llaman Sopaipillas y se comen con miel de abejas, riquísimas.  Deberían  comerlas así algún día.
Aquí está la receta:
2 tazas de harina
2 cdtas rasas de polvo de hornear
1 cdta  colmada de sal
1 cdta de azúcar
¼ cdta de ajo en polvo
½ cdta de hierbas secas mezcladas ( italian seasoning)
¼ cdta oregano
¼ cdta. Romero
3 cdas de aceite de oliva
½ taza de agua

Mezclar bien todos los ingredientes secos.  Agregar el aceite de oliva y mezclar.
Ir agregando el agua a medida que se va mezclando hasta obtener una masa que comienza a separarse del recipiente y a congregarse en pequeños grumos.
Enharinar una superficie, colocar la masa y comenzar a amasar.  Me he dado cuenta que la cantidad de agua es relativa, por lo menos acá en Dallas, a la resequedad del medio ambiente.  A veces necesito  más de una taza de agua, otras veces con media taza es suficiente. Asi que el agua se agrega poco a poco a medida que amasa, hasta que se obtenga una masa elástica, que cuando la estiramos, alcance más de dos o tres veces su tamaño.
Se deja reposar bajo un paño, como una hora, luego se cortan pedacitos de masa, dependiendo del tamaño de las hojaldras y se estiran con la mano hasta donde alcance la masa. Si la masa se estira para que quede bien delgadita, las hojaldres  se soplan bastante.
Se fríen en aceite bien caliente hasta que estén doraditas por ambos lados.
Se comen calientes, acabaditas de freír.

Hojta de Limón




Esta tarde salí al jardín, como hace tiempo no lo hago, ya que los días han estado mustios, sombríos, o a lo mejor soy yo la que se encuentra en ese estado  y me he encontrado con el regio espectáculo de una de las más bellas tardes de otoño.   El cielo lucía absolutamente esplendoroso, todo azul celeste sin  una mancha de nube y el sol acariciaba el jardín con  su abanico de luces,  derramando en cada flor, en cada hoja, en cada esquina  su promesa de vida  a este jardín que ya se encuentra  en el umbral del invierno.
Exactamente lo que yo necesitaba.  Un día lleno de energía.  Revitalizador.
Y el jardín lo necesitaba también. 
Desde que llegamos de las Bahamas, los días han estado  húmedos,  ha estado lloviendo bastante y la temperatura ya comienza su descenso  invernal.
Tengo que añadir que este año no me he sentido particularmente deseosa de trabajar en el jardín, comenzando porque los calores de este verano han sido absurdos y la humedad fuera de lugar, por lo que la  maleza ha crecido desproporcionadamente, mejor dicho, ha crecido a la par de mis desgano  y falta de interés  y porque  este año Hugo llenó el jardín  de vegetales.  Lo que sucedió fue que los vegetales crecieron más de la cuenta y con el verano tan fuerte que hemos tenido, casi todos se secaron y si no se secaron, se pusieron resecos que  en vez de un jardín  más bien parecía el set para una película de horror.
Pero el arbolito de limón se ha mantenido verde y brillante, sus hojas lustrosas, como si alguien les hubiera pasado un trapito con aceite.
Y hoy el sol  se ha posado  con delicadeza sobre sus hojas y yo he entrado en el jardín y el arbolito me dijo:  Mira qué  lindo estoy!
Así que tuve que ir a buscar la cámara para tomarle una foto.  No me pude resistir.
Me senté afuera, bajo la pérgola y me puse  a meditar sobre hechos recientes en mi vida y me vino este pensamiento a la mente.   Lo que está alrededor mío refleja mi  interior.  Este año no me he sentido particularmente  motivada para adelantar mi trabajo y he dejado que la maleza creciera.
Ahora estoy viendo los resultados.  Un jardín sombrío y descuidado.   En vez de salir al jardín cada día y arrancar aunque fuera una  maleza, he dejado que se acumulen y ahora no tengo deseos de que nadie venga a admirar mi jardín, porque no hay nada que admirar.  He cerrado las puertas  de mi jardín y lo peor del caso es que, si no tomo una decisión ahora,  dentro de poco solo un terreno baldío será lo único que me acompañará.  Y tendré que abonar  el terreno e  invertir mucho  tiempo en volver a ponerlo en las condiciones en que se encontraba,  cuando me sentía feliz y el mundo entero cantaba una canción conmigo.
Pero hoy, al  ver esta hojita de limón radiante de felicidad, llena de vida y de luz, se me prendió el bombillo a mi también.  
Tal vez mañana el día vuelta a tornarse sombrío, vendrán las lluvias y llegará el invierno. Mi hojita de limón se pondrá su vestidito de tul, se hará una con la tierra  y ya no será más.  Y la vida seguirá su curso.
Mas hoy he despertado, he abierto los ojos a la belleza del momento.   He visto el sol brillar una vez más.  Es todo lo que necesitaba para alejar las sombras .
Es solamente en el ahora en donde se encuentra la felicidad.   Es aquí donde alumbra el sol.  En el pasado o en el futuro solo hay oscuridad.  Además, no existen.  El pasado ya pasó  y el futuro nunca vendrá, porque lo único que existe es el  hoy.
Qué necedad la de estarse preocupando por lo que pueda suceder en el futuro, cuando nuestra única obligación es ponernos nuestro vestido más bonito y sentarnos en el jardín a recibir los rayos del sol.

La Perfección de la Vida



No bien hacen dos semanas atrás, estos girasoles rebozaban de vitalidad.  Dos semanas de un sol implacable y unas temperaturas  casi por encima de los 100 grados  y he aquí el resultado.  Me pongo a pensar. ¡Qué vida tan efímera!   Ni siquiera tuvieron tiempo de desarrollar sus deliciosas semillas.  ¡C’est la vie!    Por lo menos, pude disfrutar de su belleza  duró.  Aunque debo admitir que tal vez  esta clase de semilla no se adapta muy bien al calor de Texas.  Sería como enviar a un panameño a vivir a Alaska  equipado con un suetercito  y unos tenis shoes.
Lo cual trae a mi mente lo perfecta que es la Creación.  Nosotros somos  muy delicados, no podemos vivir a mucha altura, porque nos haría falta oxígeno;  tampoco las alturas debajo del nivel del mar nos van bien.   Las temperaturas deben oscilar dentro de las toleradas por el cuerpo y el aire que respiramos no se puede mezclar con ningún otro gas, pues eso alteraría nuestro sistema.  Si el cuerpo no tiene la suficiente cantidad de químicos y en la medida perfecta, moriríamos o nos volveríamos locos.
 La tierra debe girar a la velocidad  adecuada, sino, saldríamos disparados de ella.  La fuerza de gravedad debe ser la necesaria para que  nos podamos mover como lo hacemos.  El sol debe estar a la distancia adecuada, sino quemaría la tierra o solo seríamos un pedazo de hielo.  Las estaciones deben sucederse, sino la tierra no daría sus frutos.  Debemos tener la cantidad de agua  necesaria, no solo para nosotros sino para los animales y las plantas.  Sin agua no hay vida, como la conocemos en la Tierra.  Si no me creen vayan a Marte.  Aunque los  científicos han encontrado agua en Marte ya.       Y las lista de situaciones en donde la vida sería imposible, es larga.
Mas sin embargo, vivimos.  En un mundo perfecto.  La Naturaleza nos ha provisto con todo lo que necesitamos para que podamos desarrollarnos como seres  humanos.  Tenemos cobijo, comida, aire a plenitud,  agua a montones. 
Pero, como estas flores, algún día tendremos que cederle nuestro lugar a alguien más que desea vivir sobre este bello planeta.  Es la ley de la Naturaleza.  Y en esto hay perfección, también.  Imaginen un mundo en donde nada se recicle.  Ni siquiera se puede imaginar.
Todo tiene su lugar, su momento.  Creo que es importante  mantenernos en el sitio adecuado en donde nuestra vida pueda florecer a plenitud, no sea que escojamos un sitio demasiado soleado y acabemos como estas pobres flores desecadas.


Y ese sitio está en la mente.  Una vida feliz va acompañada de una mente libre de preocupaciones, libre de estress, dedicada solamente al bienestar propio y  de los que nos rodean.  Ocupada  en entender que el sitio que ocupamos hoy en día es un sitio perfecto, en donde las condiciones de vida son perfectas.  Y si no podemos entender esto es porque no lo estamos manifestando,  entonces debemos buscar la manera de que la mente abra las puertas del entendimiento a un nuevo nivel de claridad mental.
Todo lo feo que vemos en el mundo hoy en día ha sido creado por el hombre.  Con sus pensamientos negativos atrae hacia sí, un cúmulo de experiencias  necesarias a su grado de desarrollo interno.  Pero, en medio de la fealdad, siempre hay un oásis en donde el viajero se siente que ha llegado a un sitio en donde puede recuperarse del caos en que vive.  Esos oásis son estas personas que ven el mundo con otros ojos y son un verdadero manantial de enseñanza.  El solo hecho de estar al lado de estas personas es  un beneficio inmediato. 
Yo he conocido personas así. Son como un remanso de paz. Y he aprendido mucho de ellas.
Lo más importante que he aprendido es a, por lo menos, tratar de conocerme a mí misma.  He aquí la clave para una vida interesante.
El que no se toma la molestia de tratar de conocerse a si mismo, siempre será marioneta de circunstancias ajenas a él mismo.  Siempre andará de un lado para el otro, como un barco a la deriva.  Y no podrá entender jamás porqué la vida, tal y cual es, es perfecta.
Porque yo creo que cada persona vive en un mundo perfecto.  Adecuado a su nivel de interpretación de las cosas.  Con sus necesidades emocionales muy particulares.  Con su visión de la vida que solo su mente le puede proveer.  Qué tal si yo tuviera la mente de Albert Einstein?  Cómo vería yo la vida?  Ah! No, pero yo tengo la mente de La Canelo y así es como veo el mundo.

Golden



Me asomo a la tarde y nunca dejo de asombrarme de las maravillas de la madre Naturaleza.  Hoy el cielo  se ha pintado de un extraordinario color dorado,  se ha metido a traves de las ventanas, ha  iluminado la casa y y la ha llenado de fuego líquido, ambarino y delicados tonos de rosa.  La tarde ha decidido transformarse de un manto gris de nubarrones de tormenta en un caldero de caramelo  que se ha desparramado por todo el cielo.
Que belleza!  Nunca me canso de admirar la gran obra de arte que la vida nos presenta a cada instante.  Si estamos dispuestos a observar, nos daremos cuenta que a cada momento siempre  esta sucediendo  algo interesante y que está muy dispuesto a brindarnos una enseñanza.  Es el libro de la Naturaleza .  Allí está. Todos los días se abre regularmente a la misma hora en que abrimos los ojos a un nuevo día.  Si quisiéramos, podríamos aprender muchísimo de él.  Podríamos aprender a interpretar sus símbolos y señales.  Podría convertirser en una guía maravillosa para caminar los caminos de la vida.
Yo trato de poner atención; trato de que no se me escapen todos esos regalos maravillosos que la vida quiere darme a cada momento.  Porque sé que  son únicos. Invaluables. Nunca mas los volveré a ver.  Se presentan por un momento, te llenan, te dejan su mensaje y se van.  A lo mejor vuelvan mensajes similares mas adelante, pero vestidos con otras vestiduras mas apropiadas para la ocasión.
Mientras tanto, yo abro las alas de mi corazón yo disfruto el regalo.




Pilando





 
Espulgar: Sacar las pulgas o piojos.

Cuando era niña, mi abuela siempre me ponía a "espulgar" el arroz, como ella decía.
Pero no habían ni pulgas ni piojos en el arroz.  Solo  churúes )pequeños granos de arroz aún
con su cáscara) y un monton de bruscas (briznas).  Teníamos una gran batea (bandeja de madera
ovalada y un poco cóncava) con su madera muy suavecita al tacto,  pulida por el  uso diario, pues el arroz,
era y continua siendolo, el principal ingrediente de la canasta panameña.
Me acuerdo que me sentaba en un taburete o en alguna piedra en el patio de la casa, bajo la sombra del
palo de aguacate o el de mango, a preparar el arroz para el almuerzo.
Primero, colocaba el arroz hacia un extremo de la batea, luego lo iba moviendo hacia el otro extremo, poco a poco, espulgando los churúes y cualquier otra brusca. Al final, terminaba mi tarea, con las manos llenas de polvillo de arroz.
Pero este era un trabajo mecánico y cuando ya se convierte en obligación, se pierde todo el  interés.
A mi lo que  me encantaba era el proceso de pilar el arroz.
Eso si era un trabajo fascinante y difícil de conquistar para un primerizo.
En la casa no se pilaba el arroz, se compraba ya pilado en la tienda de la esquina
de los grandes sacos de henequén en donde Claudio, el tendero, lo almacenaba y dispensaba
en cartuchos de varios tamaños de acuerdo a la cantidad comprada.
La primera vez que presencié el pilado del arroz, fue en unas vacaciones a la finca de mi tía
abuela Cristina.
Dos mujeres, cada una armada con una mano de pilón, aporreaban (golpear de manera
repetida y con insistencia) la manotada   (medida campesina) de arroz adentro del pilón, con un movimiento
coordinado de brazos y caderas,
El sonido de las manos de pilón, como el latido de un gran corazón, junto con el movimiento
del cuerpo, inducía a las participantes a lo que parecía una danza mística, una especie de meditación.
Me pareció totalmente fascinante.

Yo traté de aprender a pilar; me pareció que sería una tarea divertida, sin darme cuenta de las tantas variables que
implicaban la tarea.
Al primer manotazo, los granos de arroz volaron en todas direcciones, dejando el pilón casi vacío.
Me quedé allí parada, un poco avergonzada de la pérdida que acababa de ocasionar, pues las gallinas se arremolinaron
alrededor mío y en menos de lo que el gallo cantó, el arroz desapareció como por arte de magia.
Mi tía salió de la cocina, pues ella observaba el evento a travez de las delgadas ramas secas que constituían las paredes
y con cara de pocos amigos, se dirigió a una de las mujeres que pilaba.
Pa' qué le dijte tanto arroj?  No veij que ella no sabe pilaaaaa?  T u si que seij moooooga!
Dale un puñaito namas.
Ahora que el pilón se encontraba casi vacío, me pude dar cuenta que  en el fondo había un hueco en donde solo cabía malamente la punta de la mano de pilón
ahora la mujer me explica que debo alzar la mano de pilón bien alto, mantenerla lo mas recta posible, inclinarme lo mas que pueda para que la mano de pilón se alinee con el pequeño hueco y tratar de golpear el centro del hueco solamente.  Si la mano de pilón golpea las paredes del pilón, el arroz se sale, lo que me pasó a mi.
Ahora bien, el pilón debe estar adaptado a la altura de la pilonera.  Muy alto y no hay espacio suficiente para levantar la mano de pilón; muy bajo y la pilonera termina con un dolor de espalda que le duraría por varias semanas.
Luego viene la concentración. Primero, hay que concentrarse para colocar la mano de pilón justo en el centro; luego que se levanta, la otra pilonera golpea a su vez.  Inmediatamente que ella levanta su pilón, nos toca otra vez golpear y así se va creando un ritmo de brazos, espalda, caderas, en donde no hay tiempo para pensar, solamente adentrarse en esta estupenda danza de cuerpo y espíritu.
Cuando ya se es experto en pilar con una mano, entonces hay que comenzar a practicar con la otra mano, asi, ya tienen la imágen.
Tum, tum, tum, tum (mano derecha) 
tum, tum, tum, tum, (mano izquierda)

Outside

















OUTSIDE
Ah!  The intermittent
cycle of life!
renewal and joy!
The dark waters recede
in their necessary and tight
embrace
the butterflies, the iridescent petals,
the stem of the nascent green grass
came back
Ah! the fullness of the soul emerges
once more and aims
to the perfumed air
flying with the wind
Ah Here I am again!!
there was a time I dreamt
with multicolor birds with crystal nests
now only emptiness is my companion
my dreams of conqueror
went back to sleep
incognito, incognito
awake, you,
the one with bleary eyes
warped in your ice cave
stretch your shy arm
toward my incandescent embrace
only you can fly
blue wings and dark thoughts
fly, fly away and bring me back
the flower of this longing
Didn’t I tell you back then
That a time to sow
will come again?
INSIDE
In search of the sun
I extend my desires toward the light
and just because of that
blossoming is my gift.
A poem by Sandra Collazos
Dallas, TX September 26. 2010

Saludo a la Bandera



Saludo a la Bandera
Poesía escrita por mi abuelo el poeta Marco Tulio Collazos

Bandera de mi Patria que luces en tu escudo
Lo hermoso de los mares que bañan mi país!
Al verte, con orgullo me inclino y te saludo
Bajo tu sombra augusta sintiéndome feliz.

Juro por ti ser bueno, sincero y respetuoso;
Juro por ti mi nombre sin mancha conservar;
Ser culto en mis maneras, ser noble y generoso
Y en el trabajo honrado mi porvenir buscar.

Prometo que mis labios jamás han de mancharse
Con la mentira odiosa, con el grosero hablar;
Y que jamás mi mano habrá de levantarse
Para ninguna clase de seres maltratar.

Y juro amarte mucho, cual amo a mis mayores;
Morir por defenderte, si fuere menester;
Gozar con tus victorias, sufrir con tus dolores;
De bien un hombre, en suma, por ti prometo ser.

Nota: Esta poesía tiene música