Wednesday, February 15, 2012
What is cooking?
Hola amigos, aquí estoy otra vez, comenzando a escribir, por lo menos tratando de volver a la rutina de escribir, dentro de las ocupaciones de la vida diaria.
Como este año formo parte otra vez de un pequeño grupo que se reune para asistir a plays y musicales en los fines de semana, también me toca decidir a qué restaurantes vamos a ir a cenar luego de nuestro momento cultural.
Esta vez se me ocurrió, solo porque todavía estamos en medio de esta gélida temperatura, que fuéramos al Melting Pot, un restaurante dedicado a deliciosos fondues. La idea de todas reunidas alrededor del calorcito de una cazuela llena de queso suizo derretido, saboreando deliciosos y crocantes pedacitos de panes recién salidos del horno, me puso a salivar inmediatamente y a la vez me puso a pensar que rico sería si en vez de una saludable ensalada para la cena, nos sentáramos a saborear un delicioso y bastante calórico fondue.
Qué hacer?
He aquí en donde se me viene a la mente las siguientes ideas:
Nunca, nunca debemos olvidar lo que se cocina por dentro nuestro.
Siempre, siempre debemos prestar atención a lo que estamos haciendo.
Porqué estamos diciendo algo que no queremos decir. Porqué estamos haciendo algo que no queremos hacer. Porqué vamos por este camino, cuando en realidad queríamos ir por este otro camino. Porqué si sabemos perfectamente bien lo que nos conviene, hacemos lo contrario. Y cuando queremos lograr algo, de quién es esa voz que nos dice que eso es imposible? Quién es ese dentro nuestro que toma decisiones con las cuales no estamos de acuerdo?
Qué nos impide dejar ese trabajo aburrido, ese compañero abusador, hacer ejercicios, hacer dieta, viajar por el mundo, hacer valer nuestros derechos, etc. etc. etc.?
Porqué, si yo sé perfectamente bien que estoy queriendo perder peso y no debo comer cosas que engorden, estoy pensando en hacer un fondue para la cena?
Quien es esta voz que quiere que yo haga un fondue?
Ahora bien, no creas ni por un instante que reconocer al enemigo interno lo hará desaparecer. Eso solo será el comienzo de una cruenta batalla, la eterna batalla que San Miguel Arcángel sostiene con la Bestia.
Si nos fijamos en el símbolo, nos daremos cuenta que San Miguel solo mantiene a la Bestia a sus pies, solo puede dominarlo mientras esté usando la lanza de la conciencia iluminada.
Sucede lo mismo dentro nuestro
Si podemos darnos cuenta de las fuerzas en acción en nuestro interior, el solo hecho de darnos cuenta, ilumina la situación. Al enemigo no le queda más remedio que acogerse en la más oscura esquina y así quedamos en posición de tomar la decisión que sabemos intuitivamente es la mejor para nosotros.
Si piensas que porqué tienes que tomarte la molestia de andar investigando tus procesos de pensamiento, de toma de decisiones, eso quiere decir que no ha crecido en tí ese rayo de Luz purificador e iluminador; está allí latente, pero no desarrollado.
En una persona adulta que ha pasado por problemas tras problemas, siempre saliendo de un enredo para meterse en otro, una persona que no le dedica el mínimo tiempo a meditar sobre las consecuencias de sus actos, lo más probable es que el despertar de la conciencia no se dé, o si se ha de dar, será un acto que lo llevará hasta lo más profundo de su ser, en donde se verá acorralado sin poder tomar acción o hacer una decisión.
Es entonces cuando se ve en la necesidad de abandonar todo a las manos de ese Poder tan grande que habita dentro nuestro y que en ese instante es solo una pequeña semilla de Luz, esperando el suelo fértil en donde comenzar a crecer.
A partir de ese instante, comienza una nueva vida, la vida en el Espíritu. Comienza cuando el hombre reconoce que hay una Fuerza dentro de sí, esperando de su reconocimiento para comenzar a guiarle hacia una vida muchísimo más valiosa que la vida que haya llevado hasta ese momento.
Y el valor al que me refiero es a la paz interior, a la creciente sabiduría, al entendimiento de los porqué de cada situación, de los cómo, los cuantos y los cuandos; en fin, a las interrogantes de la vida, por un lado y por otro al sublime conocimiento de que todos, absolutamente todos y todo se encuentra en las manos de Dios, que cada cosa ocupa el lugar que debe ocupar en el mundo perfecto de Dios.
De ahí en adelante, todo se vuelve caramelo.
Gracias,
La Canelo
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