Hay tanto que aprender cuando se
estudia la Kabbalah! Son tantos los
conceptos que la mente rehúsa aceptar que a veces hay que hacer un supremo esfuerzo por entenderlos y ponerlos en práctica.
Digo a veces, pues hay una fórmula
para que el proceso se aligere. Hemos sido provistos por nuestro Creador con
una poderosa herramienta a la hora de lidiar con este tipo de situaciones y esa es el libre albedrío.
El hombre y el mundo material que le rodea, conforman el nivel más denso de la materia y a su vez, el más
alejado de la Luz. Vivimos en tinieblas.
Pero este mundo es solamente el 1%
de lo que existe. El 99% restante,
consistente de Luz o energía en
diferentes grados de manifestación, está
y seguirá estando fuera de nuestro alcance mientras nuestro nivel de conciencia
permanezca atado a las creencias que formaron este nivel.
La tendencia es a pensar que
mientras estemos en este cuerpo físico el mundo espiritual está vedado para nosotros y solamente tendremos acceso a
él cuando muramos y solo si hemos sido consistentemente “buenos” o seguido las
normas de alguna religión. Iremos a un
cielo que algunas personas piensan que
está a lo mejor más allá de las galaxias
en este universo material ( aunque ya el mundo científico acepta que puede
haber universos paralelos en infinitud, así que encontrar este cielo se
convertiría en un verdadero problema).
Lo cierto es que Jesucristo, uno de los más grandes cabalistas
de todas las épocas, a juzgar por sus enseñanzas, dijo que el Reino de Dios
está aquí, justo en donde estamos viviendo
hoy.
El problema es que nuestra naturaleza ego-ísta no nos
permite “experimentarlo”.
Cuando Dios hizo al primer hombre, El lo colocó
primariamente en el Paraíso, para poder darle todo lo que el Amor puede dar. El hombre primordial recibía todo del
Creador, no necesitaba absolutamente nada, ni siquiera vestimenta. Pero como el
hombre fue hecho a “imagen y semejanza” de su Creador, pronto la necesidad de
dar, la necesidad de igualarse a su Creador, nació en él. Igualmente aquí nació el concepto en la
Kabbalah llamado “el pan de la vergüenza”, o sea el sentimiento que surge
cuando recibimos algo que no creemos
merecer, o cuando no podemos reciprocar.
El hombre primordial decidió detener el flujo de luz,
para convertir el recipiente de recibir, en uno de dar y es a este punto en
donde la vasija se rompió en miles de
partículas aisladas, independientes y el
universo se llenó de oscuridad y de las miles
de almas que le pueblan. Dos corrientes
opuestas en un solo recipiente!! El Big Bang espiritual!! El
Angel de Luz abandonó la casa de su Padre y cayó en esta oscuridad que llamamos
realidad.
Lo bueno de todo esto es que intuitivamente ya sabemos
lo que tenemos que hacer para regresar.
Toda esta situación ocurre a niveles mentales y
espirituales. Al caer en la oscuridad,
en el 1% en donde vivimos, entramos en
el nivel más bajo en la escalera que conduce a
la casa de nuestro Padre. Y como
la vasija madre se rompió, aquella que vivía completamente satisfecha solo con
recibir el Amor de Dios, nos queda solamente el deseo de recibir sin
obtener satisfacción.
Todo el mundo sabe el poco o ningún grado de placer que queda una vez satisfecho el objeto
de un deseo . Inmediatamente sentimos la necesidad de recibir otra vez y nos
movemos a conseguir la satisfacción del nuevo deseo y es el cuento de nunca
acabar, porque lo único que tenemos es el DESEO DE RECIBIR, no la sensación de plenitud.
Esa es nuestra naturaleza absolutamente EGOISTA.
Aquí todo el mundo salta y lo niega
inmediatamente. Nadie quiere admitir que
en el fondo todos somos unos egoístas, que solo vivimos para nosotros y
nuestros pequeños y ego-ístas esquemas.
Pero un minuto de reflexión nos
indica que así es.
En este sentido, todas, absolutamente todas nuestras acciones están medidas y calculadas y no hay nada que hacer al respecto.
En este sentido, todas, absolutamente todas nuestras acciones están medidas y calculadas y no hay nada que hacer al respecto.
Pero, está en el plan perfecto del Creador,
que únicamente quiere darnos de su Luz y en grandes cantidades, que volvamos a
El y que en el camino de vuelta, disfrutemos de su gran Magnanimidad, aquí en
este mundo.
Solo a través de nuestro libre albedrío podemos vencer al ego, y
en la medida en que lo vayamos venciendo, podremos vivir en el Reino de Dios aquí en este plano
material.
Luego entonces, el uso del libre albedrio es la habilidad que tiene el hombre de tomar
sus propias decisiones y así cambiar el mundo que le rodea.
He aquí el gran dilema. Mientras estemos en nuestra naturaleza
ego-ísta, la de recibir solo en consonancia con nuestra agenda escondida y nuestras
calculaciones, no podemos hacer uso de
nuestro libre albedrío, pues no estamos cambiando absolutamente nada. Todo sigue igual. Nuestra naturaleza no se ha movido ni una
milésima de la cantidad más ínfima que se pueda medir, hacia los niveles
espirituales; es más, hemos cavado una pulgada mas de nuestras tumbas.
Es por eso que se dice que no hay nada nuevo bajo el
sol. Todo lo que nos rodea, ya lo hemos
vivido anteriormente, solo el paisaje cambia, pero los personajes son los
mismos, viviendo una nueva oportunidad para ejercer el verdadero libre albedrío
que nos pondrá en camino y que nos hará
entrar en un nuevo nivel de conciencia, en donde tendremos la oportunidad de crear un mundo mejor, para
nosotros y para todos esos personajes que nos rodean y que están desesperadamente
tratando de que tomemos esas decisiones, para moverse junto con nosotros a otro
sitio más soleado en este plano de la materialidad.
Luego entonces, lo único que el hombre puede hacer con
su libre albedrío, es tomar la decisión
de emular a su Creador en todas las experiencias que se le pongan
enfrente. Solo así se transmutará la
experiencia por una que nos
acercará a vivir en el Reino de Dios,
mientras estemos haciendo uso de esta conciencia que poseemos ahora.
Así que si mañana, alguien toca a la puerta, tal vez
no muy bien vestido, a pedir para alguna
campaña de quien sabe qué, en vez de mirarlo sospechosamente, en vez de dudar
de la veracidad de sus palabras, en vez de actuar con tacañería, en vez de actuar con EGOISMO, pensemos por un minuto, qué haría Dios si
estuviera en nuestro lugar? En realidad
me harán más pobres un par de dólares menos?.
Cómo hace Dios para alimentar a tantos pajaritos, tantos peces, tantos
animales? Es capaz Dios de negarle un
bocado a alguno de ellos, si vinieran en persona a pedírselo?
Aquí yo no estoy
indicando lo que deberíamos
hacer, solo el mecanismo en acción.
Lo cierto es que si el libre albedrío no es usado y caemos en la
MECANICIDAD de nuestro egoísmo, la rueda del karma se sigue moviendo y
experiencias de este tipo seguirán presentándose, hasta que lo entendamos en el corazón y actuemos con amor.
Lo peor de estas experiencias es que ocurren tan
rápidamente que no nos dan tiempo a pensar, cuando ya dijimos lo que no
debíamos haber dicho, hicimos lo que no debíamos haber hecho, en fin, acrecentamos más el
ego, la terrible oscuridad!
Es por eso que es tan importante estar alertas!! La mayoría de los hechos que nos traen
consecuencias amargas, ocurren por
nuestra nefasta insistencia a permanecer egoístamente con los ojos cerrados.
En cuanto a mi experiencia personal, les diré que por
muchos años estuve deseando que algo
cambiara en mi vida, porque de eso se trata la naturaleza egoísta, buscando mi
propia satisfacción en una situación, sin mirar todas las partes involucradas,
hasta cuando decidí aceptarla por lo que era, aprender la lección que me estaba
tratando de enseñar y que yo arrogantemente estaba luchando por cambiar con
cuanta estratagema me podía inventar. Decidí actuar con compasión y amor. De más está decirle que para mi sorpresa, la
situación cambió de la noche a la mañana, siendo yo la primera sorprendida y la
más beneficiada, al final. Heme
aquí viviendo mi pedacito de cielo.
Al llegar a este punto, en donde uno entiende lo que
es usar el libre albedrío para efectuar
cambios verdaderos en nuestras vidas y
de esa manera disminuir a ego, les advierto que hay que tener mucho cuidado. Hay
que estar mucho más alerta pues las estratagemas de nuestra naturaleza
ego-ista se volverán cada vez más elaboradas.
El ego se volverá cada día más astuto y tratará de encubrir las experiencias
con un velo ficticio de espiritualidad, haciendo un poco más difícil detectarlo
detrás de acciones aparentemente bondadosas pero cuya finalidad es engrosar mas
el velo que nos separa de la luz. No hay nada más terrible para el alma que la
arrogancia espiritual.
El libre albedrío es lo que hará crecer en nuestros
corazones todos esos atributos de la Divinidad, hasta cuando volvamos a unir todos los fragmentos y conformemos la
vasija que es la contraparte perfecta de la Divinidad, hasta cuando solo nos quede el ardiente y pasional anhelo de unirnos
con ella otra vez, como lo era en un
principio.
La Canelo.