Sunday, July 14, 2013

Kabbalah y Libre Albedrío

 
 

 

Hay tanto que aprender cuando se estudia la Kabbalah!  Son tantos los conceptos que la mente  rehúsa aceptar  que a veces  hay que hacer un supremo esfuerzo por  entenderlos y ponerlos en  práctica.

Digo a veces, pues hay una fórmula para que el proceso se aligere. Hemos sido provistos por nuestro Creador con una poderosa herramienta a la hora de lidiar con este tipo de situaciones  y esa es el libre albedrío.

El hombre y el  mundo material que le rodea,  conforman el nivel  más denso de la materia y a su vez, el más alejado de la Luz.  Vivimos en tinieblas. 

Pero este mundo es solamente el 1% de lo que existe.  El 99% restante, consistente de Luz o energía  en diferentes grados de manifestación,  está y seguirá estando fuera de nuestro alcance mientras nuestro nivel de conciencia permanezca atado a las creencias que formaron este nivel.

La tendencia es a pensar que mientras estemos en este cuerpo físico  el mundo espiritual está vedado para nosotros y solamente tendremos acceso a él cuando muramos y solo si hemos sido consistentemente “buenos” o seguido las normas de alguna religión.  Iremos a un cielo que algunas personas  piensan que está  a lo mejor más allá de las galaxias en este universo material ( aunque ya el mundo científico acepta que puede haber universos paralelos en infinitud, así que encontrar este cielo se convertiría en un verdadero problema).

Lo cierto es que Jesucristo, uno de los más grandes cabalistas de todas las épocas, a juzgar por sus enseñanzas, dijo que el Reino de Dios está aquí, justo en donde estamos viviendo  hoy.

El problema es que nuestra naturaleza ego-ísta no nos permite “experimentarlo”.

Cuando Dios hizo al primer hombre, El lo colocó primariamente en el Paraíso, para poder darle todo lo que el Amor puede dar.  El hombre primordial recibía todo del Creador, no necesitaba absolutamente nada, ni siquiera vestimenta. Pero como el hombre fue hecho a “imagen y semejanza” de su Creador, pronto la necesidad de dar, la necesidad de igualarse a su Creador, nació en él.  Igualmente aquí nació el concepto en la Kabbalah llamado “el pan de la vergüenza”, o sea el sentimiento que surge cuando recibimos  algo que no creemos merecer, o cuando  no podemos reciprocar. 

El hombre primordial decidió detener el flujo de luz, para convertir el recipiente de recibir, en uno de dar y es a este punto en donde  la vasija se rompió en miles de partículas  aisladas, independientes y el universo se llenó de oscuridad y de  las miles de almas que le pueblan.  Dos corrientes opuestas en un solo recipiente!!   El Big Bang espiritual!!   El Angel de Luz abandonó la casa de su Padre y cayó en esta oscuridad que llamamos realidad.

Lo bueno de todo esto es que intuitivamente ya sabemos lo que tenemos que hacer para regresar.

Toda esta situación ocurre a niveles mentales y espirituales.  Al caer en la oscuridad, en el 1% en donde vivimos,  entramos en el nivel más bajo en la escalera que conduce a  la casa de nuestro Padre.  Y como la vasija madre se rompió, aquella que vivía completamente satisfecha solo con recibir el Amor de Dios,   nos queda solamente el deseo de recibir sin obtener satisfacción.   

Todo el mundo sabe el poco o ningún grado de  placer que queda una vez satisfecho el objeto de un deseo . Inmediatamente sentimos la necesidad de recibir otra vez y nos movemos a conseguir la satisfacción del nuevo deseo y es el cuento de nunca acabar, porque lo único que tenemos es el DESEO DE RECIBIR, no  la sensación de plenitud. 

Esa es nuestra naturaleza absolutamente EGOISTA.

Aquí todo el mundo salta y lo niega inmediatamente.  Nadie quiere admitir que en el fondo todos somos unos egoístas, que solo vivimos para nosotros y nuestros pequeños y ego-ístas esquemas.

Pero un minuto de reflexión nos indica que así es.
En este sentido, todas, absolutamente todas nuestras acciones están medidas y calculadas y no hay nada que hacer al respecto.

 Pero, está en el plan perfecto del Creador, que únicamente quiere darnos de su Luz y en grandes cantidades, que volvamos a El y que en el camino de vuelta, disfrutemos de su gran Magnanimidad, aquí en este mundo.

Solo a través de nuestro  libre albedrío  podemos vencer al  ego,  y en la medida en que lo vayamos venciendo,  podremos  vivir en el Reino de Dios aquí en este plano material.

Luego entonces, el uso del libre albedrio  es la habilidad que tiene el hombre de tomar sus propias decisiones y así cambiar el mundo que le rodea.

He aquí el gran dilema.  Mientras estemos en nuestra naturaleza ego-ísta, la de recibir solo en consonancia con nuestra agenda escondida y nuestras calculaciones,  no podemos hacer uso de nuestro libre albedrío, pues no estamos cambiando absolutamente nada.  Todo sigue igual.  Nuestra naturaleza no se ha movido ni una milésima de la cantidad más ínfima que se pueda medir, hacia los niveles espirituales; es más, hemos cavado una pulgada mas de nuestras tumbas.

Es por eso que se dice que no hay nada nuevo bajo el sol.  Todo lo que nos rodea, ya lo hemos vivido anteriormente, solo el paisaje cambia, pero los personajes son los mismos, viviendo una nueva oportunidad para ejercer el verdadero libre albedrío que nos pondrá en camino y que  nos hará entrar en un nuevo nivel de conciencia, en donde tendremos  la oportunidad de crear un mundo mejor, para nosotros y para todos esos personajes que nos rodean y que están desesperadamente tratando de que tomemos esas decisiones, para moverse junto con nosotros a otro sitio más soleado en este plano de la materialidad.

Luego entonces, lo único que el hombre puede hacer con su libre albedrío, es tomar  la decisión de emular a su Creador en todas las experiencias que se le pongan enfrente.  Solo así se transmutará la experiencia por una  que nos acercará  a vivir en el Reino de Dios, mientras estemos haciendo uso de esta conciencia que poseemos ahora.

Así que si mañana, alguien toca a la puerta, tal vez no muy bien vestido,  a pedir para alguna campaña de quien sabe qué, en vez de mirarlo sospechosamente, en vez de dudar de la veracidad de sus palabras, en vez de actuar con tacañería,  en vez de actuar con EGOISMO,  pensemos por un minuto, qué haría Dios si estuviera en nuestro lugar?  En realidad me harán más pobres un par de dólares menos?.  Cómo hace Dios para alimentar a tantos pajaritos, tantos peces, tantos animales?  Es capaz Dios de negarle un bocado a alguno de ellos, si vinieran en persona a pedírselo?

Aquí yo no estoy  indicando lo que deberíamos  hacer, solo el mecanismo en acción.  Lo cierto es que si el libre albedrío no es usado y caemos en la MECANICIDAD de nuestro egoísmo, la rueda del karma se sigue moviendo y experiencias de este tipo seguirán presentándose, hasta que lo  entendamos en el corazón y actuemos  con amor.

Lo peor de estas experiencias es que ocurren tan rápidamente que no nos dan tiempo a pensar, cuando ya dijimos lo que no debíamos haber dicho, hicimos lo que no debíamos  haber hecho, en fin, acrecentamos  más  el ego,  la terrible oscuridad!

Es por eso que es tan importante estar alertas!!  La mayoría de los hechos que nos traen consecuencias amargas, ocurren  por nuestra nefasta insistencia a permanecer egoístamente con los ojos cerrados.

En cuanto a mi experiencia personal, les diré que por muchos años estuve deseando que  algo cambiara en mi vida, porque de eso se trata la naturaleza egoísta, buscando mi propia satisfacción en una situación, sin mirar todas las partes involucradas, hasta cuando decidí aceptarla por lo que era, aprender la lección que me estaba tratando de enseñar y que yo arrogantemente estaba luchando por cambiar con cuanta estratagema me podía inventar. Decidí actuar con compasión y amor.  De más está decirle que para mi sorpresa, la situación cambió de la noche a la mañana, siendo yo la primera sorprendida  y la  más beneficiada, al final.  Heme aquí viviendo mi pedacito de cielo.

Al llegar a este punto, en donde uno entiende lo que es usar  el libre albedrío para efectuar cambios verdaderos  en nuestras vidas y de esa manera disminuir a ego, les advierto que hay que tener mucho cuidado. Hay que estar  mucho más alerta  pues las estratagemas de nuestra naturaleza ego-ista se volverán cada vez más elaboradas.  El ego se volverá cada día más astuto y tratará de encubrir las experiencias con un velo ficticio de espiritualidad, haciendo un poco más difícil detectarlo detrás de acciones aparentemente bondadosas pero cuya finalidad es engrosar mas el velo que nos separa de la luz. No hay nada más terrible para el alma que la arrogancia espiritual.

El libre albedrío es lo que hará crecer en nuestros corazones todos esos atributos de la Divinidad, hasta cuando volvamos a  unir todos los fragmentos y conformemos la vasija que es la contraparte perfecta de la Divinidad, hasta cuando solo nos  quede el ardiente y pasional anhelo de unirnos  con ella otra vez, como lo era en un principio.

 

La Canelo.

 

 Dallas, Julio 14, 2013

 

 

 

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