Cuando el destino alcance al desatino
y sea el desvariar, la norma, lo supino
sobrevivir
será un pasaje sin retorno
en
este mundo amorfo, mundo en torno
del espiral lucífugo, tortuoso
que encumbra al viento en tumultuoso foso
que encumbra al viento en tumultuoso foso
sobrevendrán espigas
las de los campos quietos
tratarán de repetir en ascetismo al Verbo
tratarán de repetir en ascetismo al Verbo
Al
vasto amanecer le seguirán los reales
concomitantes sórdidos restos mortals
seguidos
por las
frígidas aullantes fluorescencias
por
adquirir primer lugar en vana competencia
caminaran adjuntos hacia el final del tiempo
como
camina el mar, como camina el viento
y cuando ya el sendero de abrojos se
divierta
el seno convergente será la única puerta
vendrán
las salamandras en lenguas encendidas
y arroparán la efímera suntuosidad hendida
entonces sonaran
a ras de la explanada
los
pasos primigenios del dueño de la nada
magnífico,
extendido en su aurora borealis
rodeado
por el cetro, el sol, la espada y el cáliz
el
fuego ya no será del cetro el mensajero
ni
cortará la espada en dos al tumultuoso viento
el
sol acallara sus pasos en la tierra
y de amargura el cáliz rebosará sin pena
y beberán del agua en la urna contenida
todos
los sátrapas que ocultos te dominan
uno
a uno caerán en el fuego del olvido
dejándote
desnudo, doliente, sensitivo
y más atrás le seguirán las enlutadas reinas
las
madres y las hijas, las suegras y las nueras
al
filo de la espada veras correr la sangre
y las entronizadas bestias caerán como
un enjambre
no
mienten los que dicen que el velo se
descubre
en
el instante mismo en que la soledad se nutre
en
sinergia se engendra la perla de la noche
su
brillo es consecuencia del pérfido derroche
de
alabastro y de mármol son las cosas soñadas
mas
cuando estás despierto se convierten en nada
sostén el brillo incierto de un lucero en tus manos
y abrirán las corolas del ser en impalpables
planos
en
el ahora esperan los dioses escondidos
para
nombrarte y darte lo que es correspondido
solo
engendran la vida las redondeces ciertas
ellas
van, ellas vienen, están vivas y muertas
con
un gesto imponente de tu mano extendida
hacia
el sol se hará luz, hacia luna la herida
cuando al final se junten el fuego
y tempestades
volarán hacia adentro las aves saturnales
y cuando el uno se acoja en su sitio perfecto
sobrevendrán espigas, las de los campos quietos
caerá
la noche eterna en medio de lamentos
y más atrás los astros de todo el firmamento
no
habrá lluvia ni sol ni piedra en el camino
cuando
el destino alcance al desatino.
Poema de La Canelo
Dallas, October 3, 2013